El 2007 comenzó con un fuerte espíritu de ponerse en pie de guerra y tomar acción en medidas contundentes, de parte de cientos de productores de todo el país que no se ven predispuestos a soportar más situaciones de inestabilidad para desarrollar sus actividades, ni a que se continúe atacando al sector agropecuario en desmedro de la desinversión que representa una seria amenaza en el mediano plazo (caso ganadería-lechería) y a que se continúe afectando la rentabilidad; todo esto se ha acentuado desde que el Presidente Kirchner se encuentra al frente del Ejecutivo.
Ante el fuerte olor a paro que circundaba en estos ámbitos, el Gobierno apeló a una usar un recurso para la ocasión: echar a Miguel Campos.
El ex·Secretario de Agricultura (de lo mas patético de los últimos tiempos) llevaba su renuncia hasta en su mesita de luz, lista para ser sacada en cualquier momento pero sin absoluto conocimiento en su vocabulario de la palabra “grandeza”. Con Campos al frente de la Secretaría no se sabía si se iba en 48hs, la semana entrante o el mes que viene. Pero ese día llegó.
El funcionario que motorizó con buen tino los foros sectoriales y el impulso de las “cocinas fábricas” como lo más destacado de su floja actuación, ha sido calificado por la dirigencia agropecuaria como “de lo peor”; también trajo consigo en su gestión un sistema bastante curioso de llevar adelante las políticas de la SAGPYA, compartiendo casi la titularidad con el ahora jefe de la cartera, el santacruceño Javier de Urquiza, con quien intercambiaban inauguraciones y anuncios, y amenazas de golpes de puño en los despachos.
Lo concreto es que hasta hoy, despedir a Campos es ganar tiempo. Citar a toda la cúpula de representantes del sector productivo agropecuario para la foto y para que se reproduzca en los medios: “Es bueno que se retome el dialogo” es estirar las circunstancias aunque Urquiza no es Campos.
Pero la foto pasó, el tiempo corre y no hay soluciones de fondo. Nada genera expectativas de que las mejoras que pueda proveer un cambio de titularidad en Agricultura pueda reconvertir el escenario tan complicado para varias actividades productivas.
Las primeras señales de subsidiar a tamberos para que no trasladen sus costos al mercado interno es otro parche que genera quejas y reclamos de países competidores vecinos con amenazas de iniciar demandas en organismos internacionales, además de tratarse de medidas que sólo sirven para eludir el bulto ahora que se puede.
Con el buen acompañamiento de los medios, con los dirigentes del campo paseando por los medios al salir de Balcarce 50, el gobierno disimuló que ha cedido, cosa no muy gustosa en Kirchner. Pero la presión se hará sentir por más que la Ministra Miceli se sume a la “recomposición del diálogo campo-gobierno” dejando diferencias que parecían irreconcilliables con algunas entidades. Hoy el “diálogo” es con Alberto Fernández, y Fernández es Kirchner, y más arriba de eso no hay nada; por mças que el mismo Kirchner desde el atril haga referencia al éxito que se espera en el volumen de la cosecha para este 2007, en vísperas de que aumenta la demanda de cereales en el mundo mientras sus precios se atan a mercados energéticos.
La suba de cuatro puntos en las exportaciones de soja marcó un nivel de saturación que Kirchner deberá moderar antes de que se le acumulen más reclamos desde otros sectores de la sociedad ante el advenimiento de la campaña electoral.
Vaya una queja a la no solución de problemas de fondo para la actividad productiva del país que motoriza el crecimiento de cientos de pueblos en toda la extensión territorial de nuestra Argentina. Alienta saber que el discurso belicoso ha sido dejado de lado por un diálogo más armonioso que se propicia como base para el trabajo en conjunto. Estamos ante un año muy especial para los granos con alzas en el mundo y una cosecha excepcional, no perdamos esta oportunidad. Vaya un pedido para que funcionarios piensen a largo plazo y en establezcan políticas con fuertes contenidos de planificación para la producción ya que el 2008, el 2009 y los años venideros van a existir.
Ante el fuerte olor a paro que circundaba en estos ámbitos, el Gobierno apeló a una usar un recurso para la ocasión: echar a Miguel Campos.
El ex·Secretario de Agricultura (de lo mas patético de los últimos tiempos) llevaba su renuncia hasta en su mesita de luz, lista para ser sacada en cualquier momento pero sin absoluto conocimiento en su vocabulario de la palabra “grandeza”. Con Campos al frente de la Secretaría no se sabía si se iba en 48hs, la semana entrante o el mes que viene. Pero ese día llegó.
El funcionario que motorizó con buen tino los foros sectoriales y el impulso de las “cocinas fábricas” como lo más destacado de su floja actuación, ha sido calificado por la dirigencia agropecuaria como “de lo peor”; también trajo consigo en su gestión un sistema bastante curioso de llevar adelante las políticas de la SAGPYA, compartiendo casi la titularidad con el ahora jefe de la cartera, el santacruceño Javier de Urquiza, con quien intercambiaban inauguraciones y anuncios, y amenazas de golpes de puño en los despachos.
Lo concreto es que hasta hoy, despedir a Campos es ganar tiempo. Citar a toda la cúpula de representantes del sector productivo agropecuario para la foto y para que se reproduzca en los medios: “Es bueno que se retome el dialogo” es estirar las circunstancias aunque Urquiza no es Campos.
Pero la foto pasó, el tiempo corre y no hay soluciones de fondo. Nada genera expectativas de que las mejoras que pueda proveer un cambio de titularidad en Agricultura pueda reconvertir el escenario tan complicado para varias actividades productivas.
Las primeras señales de subsidiar a tamberos para que no trasladen sus costos al mercado interno es otro parche que genera quejas y reclamos de países competidores vecinos con amenazas de iniciar demandas en organismos internacionales, además de tratarse de medidas que sólo sirven para eludir el bulto ahora que se puede.
Con el buen acompañamiento de los medios, con los dirigentes del campo paseando por los medios al salir de Balcarce 50, el gobierno disimuló que ha cedido, cosa no muy gustosa en Kirchner. Pero la presión se hará sentir por más que la Ministra Miceli se sume a la “recomposición del diálogo campo-gobierno” dejando diferencias que parecían irreconcilliables con algunas entidades. Hoy el “diálogo” es con Alberto Fernández, y Fernández es Kirchner, y más arriba de eso no hay nada; por mças que el mismo Kirchner desde el atril haga referencia al éxito que se espera en el volumen de la cosecha para este 2007, en vísperas de que aumenta la demanda de cereales en el mundo mientras sus precios se atan a mercados energéticos.
La suba de cuatro puntos en las exportaciones de soja marcó un nivel de saturación que Kirchner deberá moderar antes de que se le acumulen más reclamos desde otros sectores de la sociedad ante el advenimiento de la campaña electoral.
Vaya una queja a la no solución de problemas de fondo para la actividad productiva del país que motoriza el crecimiento de cientos de pueblos en toda la extensión territorial de nuestra Argentina. Alienta saber que el discurso belicoso ha sido dejado de lado por un diálogo más armonioso que se propicia como base para el trabajo en conjunto. Estamos ante un año muy especial para los granos con alzas en el mundo y una cosecha excepcional, no perdamos esta oportunidad. Vaya un pedido para que funcionarios piensen a largo plazo y en establezcan políticas con fuertes contenidos de planificación para la producción ya que el 2008, el 2009 y los años venideros van a existir.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario